miércoles, 6 de abril de 2016

Capítulo 10: Sin Vergüenza

La vida, la viña, el día, mi día. Y yo espero, respiro, miro y siento… muy mal…
lel
Oh dios.
Tuve que leer el capítulo anterior para continuar, lo leí todo… todito c:
Y recién me di cuenta, que, Mauc tiene razón :’v
Hay partes en el texto que les falta redacción, que están mal... Y eso, sí que está del asco C’:
Me recuerdo a mí escribiéndolo, estaba con un sentimiento de rigidez, poco permisiva, poco liberal, me estaba conteniendo. (Igual que la Shery :V lal)     
No como yo lo hago, no como yo pienso que siempre debe ser.
De por sí tengo la idea de que no importa algunas parámetros, (unas tonterías que me metí en la cabeza :’v así como la mierdi) que no se debe darle tantas vueltas, sólo hacerlo de forma práctica y útil… como siempre.
Se ha de tomar en cuenta algunas cosas, pero sólo las que son realmente necesarias, y las que no, pues, simplemente ignorarlas y no pensar en ellas jamás,…jamás.

.۩.Ѫ.

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Expectativa: -Omnisciente -

Amor.

Es increíble que haya tantas sensaciones en tan sólo una palabra. Oh, Amor.

Es impresionante que el placer y el calor se presenten y se reúnan en tan sólo una palabra, sólo una palabra. Y no estoy hablando solamente del tan conocido placer sexual, sino del otro, el que tiene más, mucho más.

Hablo de ese placer emocional; esa satisfacción que tienes cuando alguien te ama por lo que eres… por toda tu forma, por todo tu ser.

Ese calor tan saciable que se emite en ti cuando este sentimiento, cuando este amor, es tan maravillosamente puro.

Hermoso.

Es tan magnífico, tan ideal, tan excelente, tan soberbio, tan estupendo, tan fastuoso, tan divino, tan admirable, tan bello, tan bonito, tan lindo, tan agraciado, tan precioso, tan adonis, tan estético, tan pulcro, tan primoroso, tan pulido, tan guapo, tan encantador, tan bueno, tan… sereno.

Melphramp cree que los pobladores de absolutamente todos los planetas, deberían probar este tan bello sentimiento, les haría mejorar, los haría cambiar, totalmente.

Quien diría que Qkrenog Sun, uno de los hombres más violentos, iba a ser tan cariñoso, tan apasionado, tan caluroso, tan encantador… la misma reencarnación de la virilidad, tan atrayente y la vez… tan temible.

El que fuera temible o formidable, no fueron razones como para que él no fuera capaz de ser cariñoso o lindo. Además, él, lo fue todo el tiempo, sólo que se lo mostraba a pocos, ¿y por qué? Porque confiar en cualquiera, para él, era fácil, y amar a ese cualquiera, también… era mucho peor.

Ya desde los quince, en su plena época de apareamiento, él se había dado cuenta de sus casi incontrolables impulsos emocionales, logró percatarse de ello, gracias a que en esa edad, había tenido como once novias… y cada una de ellas, toda una basura. Se había enamorado de ellas al minuto de tan sólo saber su nombre. Todas, eran apuestas… sin embargo ¿de qué servía tener una hermosa cascara reluciente si lo que se protegía adentro estaba lamentablemente podrido?

No, lo siento, pero así no se puede.

Después de todo ello, había tratado de ser más prudente y cuidadoso, fijándose primero en los valores, en la crianza, en la forma de actuar, en la naturaleza, en lo que era, ahí recién, él se atrevía a alzar esa titánica barrera de apatía, para así abrir, su mismísimo corazón.

Mas, ni así encontró a alguien que respetara lo que significaba, y significa, tener una pareja.

Encontrar lo bueno, es difícil… y precisamente, ese hecho, era el que agobiaba al pobre león. Por lo que, dejó de buscar, dejó de admirar, dejó de amar, se mantuvo reservado con las mujeres, sólo hablaba “lo necesario” y la amistad fue lo máximo que aceptaba de ellas, todo para… no sufrir más.

‘Dichosa sea la mujer quien logre desposar a este hombre, porque al hacerlo, conseguirá dicha pasión tan enorme que esta hasta será capaz de ahogar… sí, ahogarte… pero de amor’, eso, dijo tal actriz que una vez lo engañó… tenía hermosa apariencia… no obstante, qué actitud más desagradable, y que sinvergüenza fue al atreverse en dirigirle la palabra… … … que pena daban.

Al convertirse en rey, las pretendientes crecieron.

Sin embargo, luego de que hubo tantos intentos de ser la esposa del Rey Fuego (lo cual era algo excepcional), todas ellas, se rindieron ante su imbatible frialdad, y Qkrenog, él sólo rió triunfante.

Él sabía porque se acercaban,…él estaba al tanto, de que todas ellas… no eran más que asquerosas serpientes que esperanzaban asesinarlo y quedarse con todo el poder y la riqueza que se daba al ser un Rey o una Reina en Antares.

Ahora está aquí.

Se encuentra mejor que nunca, vivo y sin ninguna mujer.

Excepto por su sobrina, quien es la única que Qkrenog ama con todo su ser… ja… no tiene remedio…

Y se mantiene feliz así, piensa que este amor no lo lastimará y que si lo hiciese no importaría, ya que este es un amor familiar, un amor en el a pesar de que te hieran, deberás seguir intentándolo, una, y otra vez, ‘hasta la muerte’.



Tan pronto como Qkrenog habló, las emociones de Shery se suavizaron… volvieron en calma, se arregló, acabó.

Se asombró mucho al ver como sus lágrimas se detuvieron al sólo hablar con su tío, dejaron de salir. Ellas pararon y ella, se alegró.

Sintió un extraño hilo de fe, uno que jamás había sentido antes; también, un positivismo que no logró acertar. Ya que por primera vez, ella lo había apreciado… y apenas lo percibió, se contentó, significaba que iniciaría una nueva fase, que iba a dejar de ser tan asquerosa como lo era en ese instante, que iba a cambiar… y ese, era su sueño desde ya, mucho tiempo.

Tan en deuda se sintió por tal gesto del peli-marrón que extrañamente cambió su actitud, de esa agrura indiferente, a una gran dulzura, tan atenta y alegre, de hecho, mucho más de lo que pudo haber sido alguna vez, ya que esta, a diferencia de la otra, era mucho más dinámica en su conversación, quien sólo se rebajaba a dar gestos y mantenerse callada, sin ninguna expresión de sus sentimientos, por miedo al rechazo instantáneo, pero esta vez, no le importó nada, sólo quiso mostrar sus emociones, solamente quería hacerlo, sólo quería manifestar su alegría, y ya…

Y así lo hizo.

Se sentía muy bien al hacerlo… como nunca pudo haberse sentido alguna vez.

Ella… sonreía.

Shery: De acuerdo *Sonriente, jadea serenamente ante la actitud de Qkrenog* haré… todo lo que dices… lo haré. *se muerde el labio, bendiciendo en silencio, ese momento tan magnífico, que aun parecía ser mentira*
Qkrenog: Muy bien… *pasa su mano por su rostro, limpiándose el sudor, aliviado de que el llanto haya finalizado pronto*…eso es… *suspira y se acerca a la puerta, dudando en salir o no, estaba teniendo un momento, y lo estaba haciendo con presencias que no eran del todo adecuadas para él* Mira, *dice, recobrando la postura* en la maleta que te mandamos…

De forma inconsciente mira a Xevul de reojo, ese gato seguía viéndose muy satisfecho, y el lobo, el lobo… miraba profundamente al ogro, parecía reírse, pero muy, muy internamente, o así lo percibió él. A pesar de que haya sido de forma interna, lo ofendió, por lo que, salió y cerró indeliberadamente la puerta, así por fin, podía hablar con más tranquilidad, con más; privacidad.

Qkrenog: dentro, en una de las cajas *dijo con los ojos cerrados, como si le costara pronunciar correctamente cada palabra* guardé varios de los prototipos de viaje que una vez crearon los científicos de Fuego… *parpadea suavemente, observando un banco de espera, blanco y áspero, mientras que al fondo del corredor ve varios policías pasando, entre papales y papeles* ¿te acuerdas de ellas no es así? …esas capsulitas *ríe por el diminutivo que esa vez su sobrina de repente dio* las observamos en su día de prueba… *toma aire, tenía miedo de decir algo incorrecto, él no quería lastimarla*…recuerdo que te encantaron en el instante en el que… tomaron su forma... *traga saliva*

Sin más, y sin haberlo esperado o prevenido, hubo un insólito silencio, del cual encantó a la leona, ya que eso, resaltaba más el hecho de que su tío, ese hombre tan grande y valiente, estese… tan tiernamente tímido.

Se conmovió.

Quiso reír fuerte y decirle algo con todo su corazón, pero, le faltaba el aire, a duras penas ella era capaz de respirar, así, la joven peli-dorada jadeó una pequeña risilla, encantada de seguir escuchándolo.

Qkrenog: Creo… que ya sabes de lo que hablo, ¿no es así? *rasca su nuca, al mismo tiempo que se ríe, de sí mismo*
Shery: *ríe suavemente*Je… … …Sí… *aprieta su labios, deseando tener algo mucho más conveniente que decir*
Qkrenog: Entonces… *toma aire nuevamente* sólo saca la capsula de acampamento, y, por favor, trata de… descansar, calmarte, *suspira* si quieres puedes dibujar, es decir, *traga saliva* si es que ello te tranquiliza.
Shery: Sí *responde velozmente* no hay problema *dice en seco, sin saber si mostrarse más sentimental o no*
Qkrenog: Donde sea que esteces *se le hace un nudo en la garganta, al, sin más, imaginarse el lugar donde ella pueda estar, probablemente horrible* descansa, *escupió* reposa, *ordena, todavía tratando de imaginarla a ella y su arrinconada situación, pero eso, parecía ya no importar, la leona ya se encontraba apaciguada* no pienses en nada malo, no te… *resopla* no te estreses…
Shery: *se ríe frente a sus palabras, esta vez dulce* tú tampoco vayas a hacerlo, Qkren. *incluye instintiva, como si notara la preocupación del hombre desde el otro lado de la línea*

El silencio nuevamente se arremolinó, sin embargo, no les incomodó, ya que ambos, se encontraban mucho más que satisfechos; habían dicho todo lo que querían decir, o bueno, al menos a su manera.

Al final del pasillo, cerca de unos tres hombres avanzaban a paso normal, uno de ellos, se notó conocido para Qkrenog. Ello no le inspiró nada de certidumbre.

Fuego se alteró tanto que, decidió despedirse.

Qkrenog: Tengo que irme *suspira levemente* Cuídate, te quiero *dijo, dando un poco de profundidad sonora en sus dos últimas palabras*
Shery: Adiós… * gozosa* yo también te quiero.

Se corta la línea.

Las siluetas se tornaron más definidas a cierta distancia, ellas, eran un gato joven, un lobo adulto y un erizo fortachón, los tres se acercaban con frenetismo, bueno, el gato no tanto, este caminaba con tranquilidad, aun así, a la misma velocidad que los otros.

A penas se acercaron a él, Qkrenog saludó a estos tres hombres.

Qkrenog: Buenas tardes *dijo, con un leve carisma*
Los tres tipos: Buenas tardes *respondieron, al unísono*

El vacío sonoro estuvo a punto de envolverlos en la incomodidad, pero el lobo, similar a si estuviese agitado, escupió.

¿?: ¿Este es el cuarto donde están interrogando a Dapper Irew? *preguntó sin titubear (Qkrenog pensaba que lo haría; se veía como uno de esos nerds torpes de la secundaria), un tipo con bata, tal si fuese un doctor*
Qkrenog: *se coloca delante de la puerta, interrumpiendo el paso* Sí *lo observa con suspicacia* está a mi cargo, ¿Por qué lo pregunta? *incluye automáticamente, cruzándose de brazos e inclinándose adelante para intimidarlo indirectamente*

Pero lo único que hizo, fue fruncir el ceño.

¿?: ¿Qué quiere decir con que está a su cargo, señor? *exclamó, exaltado* Los policías agua deberían estar a cargo de esto, ¡no usted!
Qkrenog: Pues mire, lo está. *responde, retador* Soy el Rey Fuego. Todos lo están, *ríe cáustico* incluyéndolo a usted *señala, aterrador*
Zarel: No *responde con firmeza*
Qkrenog: ¿Qué? *bufa de rabia*
Zarel: Rey Fuego… *dice, en un tono mucho más sarcástico que el del rey* debería recordar que usted no tiene ningún mando aquí, *hace una pausa* en el Reino… Agua.

La tensión comenzó sin más a prenderse, el ogro pensaba estallar, pero, de nuevo, ese extraño doctor habló.

¿?: Traigo sus resultados *indica, sacando a la vista un sobre amarillo con las palabras “Resultados Fisiológicos y Biológicos del detenido <Dapper Irew>” escritas en el* El teniente Arkab, presente, *señala cortésmente al fortachón de pelos alborotados* necesita cuestionarle algunas cosas.

Sun se quedó frío, no esperaba eso, pero, de esa forma se dio cuenta que, estaba, otra vez, actuando como un imbécil… talvez por ello el Doctor prosiguió hablando, talvez de esa forma quería indicarle que algo estaba haciendo mal, talvez… y eso… hacía…

Él siguió mirándolos a todos fijamente, buscando incomprensiblemente algún punto amenazante, sin embargo, no existió nada perverso en ellos, al menos no en ese momento.

Así, suspiró rendido, y se apartó benignamente de la entrada.

Al momento que Arkab entró, contempló todos los cuerpos inconscientes de los policías, él instantáneamente, gritó muy exasperado. Estaban por todas partes, como si una explosión se hubiera ocasionado desde el centro, o más bien, desde otra parte, a partir de la perspectiva en la que se encontraba, Dapper Irew y su localización, ese espacio, más parecía ser el punto clave de explosión, ello, lo impulsó a iniciar su interrogatorio.

Arkab: Tú. *pronunció enfatizado, dirigiéndose cuidadosamente hacia el lobo negro y al mismo tiempo, ignorando torpemente a Xevul* Dime que sucedió aquí.
Xevul: No sucedió nada malo, mi señor *inquirió suavemente*
Arkab: ¡AAH! *brinca del susto* Uy… ¡Rey Agua! *hace una reverencia*…Por Melphramp… ¿desde cuándo está usted aquí? *musita exaltado, a respiración agitada, mientras sostiene una mano en su pecho*
Qkrenog: *murmura* Este teniente tiene toda la pinta de payaso, *bufa burlón* a lo mejor y ya se volvió profesional *susurró para sí mismo desde la puerta*
Arkab: ¿Entonces qué pasó? *pregunta señalando con ambos brazos su alrededor, tal si se diese una vuelta para ver todo el panorama*
Xevul: No pasó nada, Teniente Arkab. No se agite.
Dapper: No pasó nada, Sr. Teniente *afirmó sarcástico* Sólo un ogro de fuego entró refunfuñando, y en un dos por tres, *mira a Qkrenog* acabó con todos los Aquamans presentes. *finaliza, con una sonrisa desafiante*


A penas Irew dijo aquello, Arkab volteó a ver a Qkrenog, estaba de brazos cruzados, conservando esa mirada fija y de igual forma, ese asqueroso aire de arrogancia,…detestable.

Este, molesto por la presencia de tal Rey, le devolvió la mirada de odio. Tuvo la opción de quejarse con ese hombre inmaduro, pero lo ignoró, como si de si sólo un niño malcriado se tratase, Qkrenog captó el mensaje, más él simplemente rió, ya que por más que ellos intenten hacerlo de menos, nunca lograran hacerlo. Él, es el rey, de todo este circo.

Arkab: A ver, hijo *Mira al doctor, indicándole que se acerque* Necesito hacerte unas preguntas. *Toma el sobre*
Dapper: Ay *expresa con fastidio* ¿en serio? *replica sarcástico*
Arkab: Sé que es cansado tener que responder a un montón de policías, sé que hasta esto ya te puede hartar *dice, tal si fuera comprensivo* pero es necesario *objeta, similar a si marcara petulantemente una ley absoluta* en especial cuando tú, un portador de un poder agua medio, vacila incomprensiblemente con el poder de agua máximo. *Explica, al mismo tiempo señalándolo abstractamente con el dedo, frente a todos, igual a si el muchacho fuese, un posible criminal*
Xevul: ¿Qué quiere decir con eso? *cuestionó, enredado ante la idea*
Arkab: Rey Agua, *le da una cara de seriedad* este muchacho es capaz de cambiar su nivel de poder cuando él guste de sencillamente hacerlo. *dice, plantando su dedo en la mesa, como si marcara un argumento válido para dejarlo en la cárcel*
Dapper: Sí, ¿y? *responde, disgustado, en un tono frustrado, por ya, tanto…*

El erizo ríe, burlándose de la actitud del muchacho, notó que sus nervios se estaban elevando, eso le interesó, ya que, el que lo hiciese, lo hacía sentir mucho más grande y poderoso de lo que ya se sentía, ¿y cómo no hacerlo cuando tú eres el más viejo de todos los presentes?

Pobre abuelo.

Pero ello, no le impedía seguir siendo el gran gamberro que siempre había sido, el ser un anciano, no era ninguna razón para dejar de ser estrepitosamente alegre, ninguna para abandonar su amada felicidad y ninguna para evitar su encantadora actitud chispeante. No, nunca hubo alguna razón que lo impulsase a renunciar lo que él era, lo que él adoraba de sí mismo…

A fin de cuentas, ni habrá. Él, jamás de los jamases, permitirá que ello, pase.

Sin importar que ello cueste matarlos a todos.

Arkab: Hijo. *bufa desdichadamente feliz, tal si se lamentara y se burlara por el desdichado actuar del mocoso*

Él, estaba comenzando a ser la burla del teniente, el miserable se veía… tan… manipulable…

Arkab: Tienes que mostrarnos como haces eso, cuando lo hagas, te iras, serás libre, *dijo en voz encantadoramente engañosa* y a la vez, el gobierno del estado donde nos encontramos, por medio de las reglas del consejo del reino unido, claro; te ayudaran a reubicarte *le sonríe sin vergüenza*
Xevul:             Podría decirme, *alega, acercándose gradualmente a ese desagradable anciano violeta* teniente ¿Cuándo acordaron esto el consejo y su gobierno? *pregunta cuidadoso, justo en el momento que se sintió, claramente, excluido*
Arkab: Hace una hora *responde, sin escrúpulos*
Xevul: ¿Por qué no me dieron noticias acerca de ello? *cuestiona, helado*
Arkab: Rey Agua, yo fui exactamente quien vino, a darle tal mensaje *sonríe, descarado* Y aquí estoy *ríe*
Qkrenog: No venga con babosadas, señor. *ordena, imprudente, pero eso no sorprendió a  nadie, después de todo, él siempre ha sido así* ¿No fueron lo suficientemente capaces como para decirle esto mucho más antes? *acusa, asqueado* ¿No se supone que él es el rey? *señala deliberadamente a Xevul* ¿Él que debe saberlo todo apenas sucede?
¿?: No había tiempo para ello, *revela, repentino, de nuevo, encrespando de manera confusa, al formidable león* la discusión fue frenética, y los actos, debían hacerse rápidos. *explica, asintiendo levemente la cabeza, como si lo que dijese, tuviese coherencia, sin embargo, ese patético intento de torcimiento mental, no alteró a ninguno de los presentes y salubres*
Zarel: Dr. Kohl… ¿o debería decir, Dr. Harry? *habla reciamente, mofándose de sus propias palabras, a unos tres metros de Fuego, da unos cuantos pasos, así mismo, cargado de una repugnante ironía en ese frío semblante, se detiene a seguir ensartando* En este momento, por favor, mida todo lo que quiera, pero, por favor, usted y su… compañero, *lo mira profundo, y aterrador, similar al ‘buen enemigo que ya conoce tu vergonzosa táctica’* tan pronto como ustedes señores, lo hagan, les sugiero abandonar la habitación *propone, señalándolos con malicia*
Arkab: Nadie se ira de aquí, pequeño. *asegura con cínica certeza* Tenemos ordenes de quedarnos a cuestionarle lo necesario.
Qkrenog:
Eso era antes, anciano *le sonríe, intemperante a su inútil postura* ahora debe irse *ordena groseramente, abriéndole espacio para que de una vez, se marche*
Arkab: Déjeme recordarle que usted no tiene nada que hacer aquí *dice, otra vez, cínico*
Qkrenog: Y déjeme recordarle a usted *responde como un relámpago, en gran tono, casi igual a si rugiera de furia, pues él, no permitiría que nadie, lo trate de imbécil* que a pesar de que no sea el rey de esta nación, yo soy rey de la única otra nación de este planeta, *indica, feroz* y por ello, debe respetarme señor, apenas alguien… como usted *lo señala y sonríe* de aquí me lastime, se encontraría en graves problemas, *le afirma, formidable, con unos terribles ojos sádicos* ya que esa persona… sería el tonto causante de una gran guerra *toma peso sobre su peso* Tal y como lo ve, además, usted y su compañero en este momento, *lo mira con desagrado* no sé qué hacen aquí.
Dr. Harry: ¿Podrían tranquilizarse señores? *escupe con un leve tono de impaciencia* Si tanto quieren que nos vayamos, *expresa velozmente con el mismo ceño fruncido de siempre* entonces sólo déjenos que nos muestre como cambia su nivel.
Qkrenog:
¿Sólo eso? *pregunta, todavía en ese interminable estado fiero* ¿Está seguro?
Dr. Harry: Sí *responde al instante* sólo eso *finaliza con ojos fijos al león, en una tentativa de verse casto y honrado*

Antes de nada, Qkrenog observó a Arkab, tal erizo violeta estaba sudando, parecía contenerse, ¿pero qué contenía? Este contenía …obvio terror… …obvio horror… …no podía creerlo… …estuvo a punto de fallar… …a ese maldito se le había terminado las cartas en todo el tramo de su repugnante y sucio juego… él único que fue capaz de salvarlo, fue su compañero el doctor, quien al sólo abrir su seca boca, todo lo calmó.

Este mismo, desde el interior de su bata, sacó un aparato de unas dimensiones similares a las de una botella, la ubicó en la mesa, frente al chico, quien en su mirada vacía, respiraba profundamente, tal si tratase de controlarse, y así era, sus nervios, se estaban yendo al demonio…

El sobrino del Rey Agua, no muy satisfecho con la repentina e imprudente decisión del ogro, cruzó sus brazos y observó pendiente.

Zarel: Le sugiero terminar pronto.
Dr. Harry: Eso haré, muchacho *objetó, al mismo momento que encendió el aparato, y un sonido algo punzante empezó a formarse* eso haré…

Esta vez, Rey Fuego volteó a ver a Agua, estaba aún cerca del joven lobo, y desde ese mismo lugar, observaba con alto cuidado, todo lo que ese desconfiable doctor hacía.

El verdoso se paró a un lado de la máquina para supervisarla, por lo que parece en su proceso, el adulto, con la cara frente al muchacho, le indicó algo.

Dr. Harry: Es tu momento *dijo, ridículamente exagerado* elévalo tal cual como lo hiciste… *sonríe en su interior* justo frente a nuestros doctores.

Ese lobo inestable, estaba hartando al marrón, no respondía rápido, ni siquiera a alguien de su propia raza, sólo se quedaba con su confina mirada vacía, callado, y, hacer aquello, no era muy conveniente con el Rey Fuego presente, ya que con él, las cosas eran rápidas y debían serlas, sino, lo que se recibiría a cambio sería, únicamente, su gran y explosivo temperamento.

Él lobo negro se hartó, no soportaba que lo trataran como lo estaban haciendo, pero, de todos modos era su culpa, él lo sabía, él sabía que era capaz de alterar el actuar de los demás con sólo un gesto, él… lo sabía.

Al final de cuentas, él odiaba esos momentos en los cuales se ponía en un estado de idiota, en serio, lo odiaba, se odiaba.

Además ¿Todos creen que es un idiota verdad? ¿Todos creen que es él que menos vale no es así? Pues es hora de que todos los que se atrevieron a pisotearlo se traguen sus palabras, ya que el poder del habla y el control, está aquí.

Observó a todos los lados rápidamente, a todos sus… espectadores, se tornó de valor al verlos y ahí, dio el primer paso; hablar.

Dapper: Podría… *inició, tragó saliva con dificultad, no obstante, temblando* explicarme… para que hace esto *aclaró su voz, molesto de aun no recuperarse. Así, se tornó a una posición mucho más fuerte, una afirmada y estable, para de alguna forma, poder ‘tomar vuelo’* de nuevo… *mira al doctor, en busca de misericordia* ¿por favor?

El Dr. Kohl quedó observándolo con asco y hastío, no creía que este muchacho iba a hablar, él pensaba que iba a callar y hacer este trabajo más fácil y rápido, pensaba que callaría, pero, sin importarle nada, abrió ese repulsivo drenaje que tenía por boca, y botó mucha más carga de la que él ya podía soportar.

El odio hacia el adolescente inició.

Dr. Harry: Para marcar una nueva posibilidad entre nuestras generaciones, para estudiarlo más a fondo, para tratar de explicarlo, para mejorar la técnica, y el nivel… de los poderes bajos *respondió, enfatizando de tal modo sus palabras que estas, parecían muy innovadoras*

Hubo otra cosa que molestó a tal lobo azabache, la cara de superioridad de aquel Doctor fue repugnante, en verdad, nadie sabían nada de él.

El desnudarse en alma frente a desconocidos, el mostrarse sensible ante la vida frente a varios hombres… por lo que él vio, no fue para nada, una buena idea.

Jamás volverá a hacerlo… jamás.

Qkrenog: ¡Hazlo de una vez! *Grita* ¡¿Qué tanto te tardas!? *vocifera, impaciente* ¡Muévete!
Dapper: De acuerdo, *acepta en intención, y dichoso, cierra sus grandes puños* tan sólo deje las ansias… *sonríe arrogante, alegre de tener algo que mostrar a su hambriento público* y observe *finaliza sereno, con un peculiar aire misterioso*


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.۩.Ѫ.

¿Y yo que diré ahora? C:
Obvio nada CCCCC:
Sólo espero que les haya gustado y que pronto publicaré un video, bueno, eso c:
¡Hasta la próxima!


Publicado. El Miércoles 6 de Abril. Fecha máxima a publicar siguiente: Domingo 24 de Abril.